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Mano a Mano le ganó a la crisis

[Junio de 2014]

El trasearroyense Jorge Errazu y su experiencia gastronómica en Murcia, España.

Arquitecto y destacado militante radical en su Tres Arroyos natal, Jorge “Coco” Errazu se fue del país buscando oportunidades ante la grave situación que se vivía en el 2001. Adaptado no sin nostalgia a su vida en la Madre Patria, allí también tuvo que enfrentar, a fuerza de su natural creatividad, una crisis inesperada. Así surgió su local de empanadas, con nombre bien argentino: “Mano a mano”. Y el éxito lo acompaña, de tal manera que a meses de su apertura está primero en recomendaciones. Desde Murcia, exclusivo de “El Periodista”.

¿Desde cuándo reside en España, Jorge? ¿Por qué tomó la decisión de irse?
Era el año 2001, los meses de junio o julio, cuando luego de transitar un largo camino de idas y vueltas de frustración tras frustración, y una situación económica más que complicada, y con mis hijos ya en edad de terminar el colegio secundario, fue el momento de decidir qué hacer.
El país asistía a la enajenación más grande que se ha registrado en su historia: una banda de delincuentes se había hecho a través del voto popular con los resortes del Estado, y con esa legitimación se estaba desguazando el mismo, los índices de desocupación aumentaban a cifras jamás imaginados, la pobreza crecía a pasos agigantados, el Estado desertaba y las políticas sociales desaparecían. Fue en ese momento y ante esa realidad que decidimos buscar, ya no de manera conjunta sino de forma individual como familia, una salida a la situación en otro lugar donde el medio circundante nos permitiera poder hacer frente a las necesidades básicas que todo ser humano tiene, como son trabajar, estudiar, alimentarse, y curarse en caso de ser necesario. Los que habíamos tratado de cambiar el mundo para lograr un futuro más próspero para el conjunto de la sociedad, habíamos perdido la batalla…Así que con cincuenta y dos años recalé en España, ya que en ese momento pasaba por un momento de florecimiento en su economía y ofrecía trabajo para todo aquel que lo deseara.
Llegue a este país, que por cierto tenía muchas ventajas para los argentinos: en primer lugar hablamos el mismo idioma, tenemos una raíz común por lo que nos parecemos mucho unos y otros, y debo decirlo que aunque a veces no lo merecemos, nos tienen un gran aprecio y cariño.


¿Dónde se instaló cuando llegó? ¿Tenía trabajo o algún proyecto por desarrollar? ¿Estaba vinculado a su profesión de arquitecto o con otra actividad?
La llegada fue muy dura, el desarraigo marcha con uno dentro del pecho y permanentemente. Recalé en un principio en un pueblito en Valencia, y a los pocos días conseguí trabajo en un estudio de ingeniería aquí en Murcia, donde se proyectaban naves industriales (galpones). Ver el volumen de obras que debíamos hacer, la verdad, me sorprendía de sobremanera, proyectábamos grupos de naves de 20, 30, 50, etcétera. Y que luego se construían.


¿Cómo recuerda su adaptación al lugar, a las costumbres, a la distancia de su país, de su ciudad?
Es en ese momento, mayo de 2002, que vienen mi mujer y mis hijos y todos en mayor o menor medida sentimos el desarraigo y la nostalgia de lo nuestro. Pero bueno, el hombre a todo se acostumbra, y poco a poco nos fuimos adaptando a la nueva realidad. Pasó el tiempo, los chicos fueron, uno a la Facultad de Ingeniería en Cartagena, a 60 kilómetros de Murcia, y mi hija al colegio secundario de aquí. La acogida, como la integración con sus nuevos compañeros, fue inmediata y sin ningún tipo de prejuicio. Pasaron los años y ambos se recibieron, uno de ingeniero industrial, y la otra de arquitecta en la Universidad de Granada, a falta de presentar el trabajo de fin de carrera, una especie de tesis final. Por lo tanto el objetivo, podríamos decir, de habernos venido, se cumplió: darle un estudio a nuestros hijos, y este no es un dato menor, ya que las personas que acceden al conocimiento les será más fácil desarrollar mentes libres y tener mayor discernimiento para enfrentarse con la vida. Amén de tener una herramienta muy importante para una futura salida laboral.


Entiendo que dejó la Argentina en plena crisis, y de alguna manera también le toca atravesar hoy, al país donde eligió radicarse, una situación complicada. ¿Cuál es su lectura de esa situación? ¿Lo afecta particularmente?
Luego de trabajar dos años en un estudio de arquitectura, me dediqué a construir techos de madera, y por cierto me fue bastante bien. Luego llegó lo que todos preveíamos pero no terminábamos de convencernos: “la crisis”. Fue tan repentina y veloz que no nos dio tiempo para reacomodarnos de lo que estaba ocurriendo; para los que ya habíamos vivido experiencias similares nos sonaba muy conocida, pero a la inmensa mayoría no le entraba en la cabeza que esto estuviera pasando.
Así que nuevamente a poner en marcha el cerebro y a pensar cómo afrontarla. La construcción, al explotar lo que se dio en llamar la burbuja inmobiliaria, desapareció, junto con ella, los índices de desempleo comenzaron a crecer de manera alarmante, se achicó la actividad económica y el Estado dejo al descubierto su sobredimensión. Cientos de miles de personas se apuntaron al paro, y paralelamente empezaron a salir a la luz los grandes escándalos de corrupción que se creía que aquí no ocurrían, España se ‘argentinizó’. Lo que parecía que eran cuestiones exclusivas de países del tercer mundo se estaban produciendo en la cuna del primer mundo, y no solo en España…Este fenómeno se extendía por Italia, Francia, Alemania, y casi todos los países europeos del este y el oeste, con alguna que otra rara excepción.
Los que habíamos llegado de otra realidad pensábamos que la situación de bonanza que se vivía era lo normal y que las cosas seguirían el mismo curso por un tiempo más que considerable, por lo tanto vivíamos el día a día sin grandes planificaciones a futuro. Pues no, la realidad nos demostró lo contrario, y algo había que hacer. ¿Pero qué cosa? Era difícil y sobre todo con pocos recursos. En mi caso particular yo empecé a ver la crisis un tiempo antes que se desencadenara, y lo primero era salir rápidamente de la construcción e insertarme en otra actividad que no estuviera ligada a ella. Con Eduardo, un amigo uruguayo, empezamos a reparar máquinas para la industria de la alimentación. Pero esta tarea duró un tiempo, la crisis se fue incrementando y también le llegó a esta actividad.


Me gustaría que me cuente cómo surgió la idea de emprender un comercio de gastronomía, donde entiendo que se elaboran y venden pizzas y empanadas…
Fue en ese momento que me planteo la posibilidad de incursionar en el área de la alimentación a baja escala, ¿pero qué? Obviamente debía ser algo que no se hiciera aquí en España, porque contra eso yo no podría competir. Tendría que ser algo en lo que nos pudiéramos diferenciar y pudiera ser aceptado por el consumidor nativo. Una de las cosas que surgieron era las empanadas argentinas, que son muy bien apreciadas aquí y en muchas partes del mundo. Aquí había algunos argentinos que las estaban fabricando pero de forma artesanal y manual, lo que limitaba la posibilidad de crecimiento y desarrollo como negocio, haciendo inviable su expansión. Por lo que me plantee la necesidad de diseñar y construir máquinas necesarias para hacerlas de tipo industrial sin perder el atractivo de lo artesanal, pero esa tarea me llevó un tiempo más que considerable debido fundamentalmente a la falta de recursos, y poco a poco y con ayuda de mi familia logramos terminarlas. Construimos un total de seis máquinas de bastante complejidad que trabajan asociadas, y de esta manera logramos llegar al producto final que nos habíamos propuesto. Así es que en este momento tenemos una capacidad de producción de trescientas empanadas por hora, que vamos dosificando en función de la demanda. Esto no fue nada fácil, ya que no solo debíamos construir las máquinas, sino también aprender a manejarlas y dar con muchas cuestiones inherentes al proceso de fabricación.
La idea primigenia era la de vender el producto congelado en los bares y restaurantes al por mayor. Nos dedicamos durante ocho meses aproximadamente a la distribución de las mismas, pero al ser un producto novedoso nos resultó casi imposible introducirlas en el mercado: chocábamos contra la resistencia de la gente a adaptarse a lo nuevo. Fue en ese momento que decidimos que debíamos cerrar el círculo, es decir, poner nuestro propio negocio y llegar nosotros mismos a los consumidores, pero nuevamente para eso necesitábamos capital para llevarlo a cabo. Imagínate en plena crisis, con ausencia total de créditos, plantearnos tal cometido, digno de unos inconscientes románticos.


¿Cómo fue, entonces, ese camino?
Con mi hija empezamos a transitar por todas las reparticiones públicas y privadas con el fin de conseguir financiación para tal cuestión. Demás está decir que así como entrábamos, salíamos. Todos los días visitábamos alguna, la respuesta siempre era la misma: “está todo cortado”. Agachábamos la cabeza y a continuar. En una de esas tantas visitas, por esas cosas del azar, llegamos a un edificio municipal y nos metimos en una oficina donde se encontraba un agente de la repartición, nos hizo pasar y nos preguntó que buscábamos. Lo pusimos al tanto y le explicamos el proyecto, el hombre se entusiasmó de forma inmediata y nos dijo que vería que se podía hacer. Al otro día nos dio el nombre y la dirección de una mujer de otra repartición oficial que manejaba una línea de créditos para jóvenes emprendedores, y que algo podría hacer por lo nuestro. En síntesis, a los tres meses aproximadamente nos otorgaron un crédito que nos permitió hacer frente al alquiler y remodelación de dos locales, uno para la fábrica y otro para la venta, este último en pleno centro de Murcia, ciudad de una influencia de más de un millón de habitantes. Las obras de remodelación las realizamos con nuestras propias manos, lo que nos permitió poder concretarlas, ya que de otra manera hubiera sido imposible. También compramos todo el equipamiento que nos faltaba. Así fue como pudimos abrir el local y la fábrica a mediados de enero, y la verdad que hemos tenido una buena acogida por parte del público local, así que este tema nos tiene muy ocupados.


¿Trabaja usted allí con su familia? ¿Se dedica usted de manera exclusiva a este emprendimiento o se desempeña en otra actividad?
Por el momento nos estamos arreglando entre toda la familia, pero ya nos está superando, por lo que estamos valorando la posibilidad de incorporar personal que nos alivie un poco la tarea. Estamos potenciando esto que hemos montado, lo que no invalida que más adelante pensemos en abrir un nuevo local o alguna otra actividad. Europa está pasando por un momento muy difícil, pero es una zona muy fuerte y pienso que se le encontrará la salida, que a mi modesto entender pasará por el aspecto político. Y más concretamente, en relación al reparto de la riqueza, pero eso es tarea que deberá resolver el pueblo en su conjunto.


¿Cómo se llama el local? ¿Dónde está ubicado? ¿Qué tipo de productos vende? ¿Es un solo local o tiene sucursales? ¿Pensó en la posibilidad de una franquicia?
El local está ubicado en el centro de Murcia. Si se ingresa en TripAdvisor.com, se podrá comprobar que actualmente, desde hace dos meses, estamos colocados en el primer lugar de las recomendaciones de restaurantes entre más de 400, lo cual nos enorgullece, siendo que abrimos hace 4 meses. Y eso nos permite recibir muchos extranjeros que consultan la página antes de llegar. Priorizamos la calidad de los ingredientes, la atención y por supuesto el precio. Es un local relativamente pequeño, aunque habilitamos barras al exterior que lo amplifican. Los comensales se renuevan en forma constante. El local se llama “Mano a mano”, tal como el tango nuestro.


¿Cómo fueron recibidos sus productos por los consumidores?
Pretendemos mantenernos en lugar privilegiado en cuanto a recomendaciones, por lo que seguimos esforzándonos. También nos otorgaron un premio al mejor proyecto empresarial de la Región de Murcia (provincia) y salimos nominados entre los 8 primeros puestos sobre 68 proyectos presentados, lo que nos animó para el inicio.


Usted tuvo en Tres Arroyos una activa militancia política en la UCR, fuerza por la que además estuvo en la función pública como concejal. ¿Lo tentó la política en España? ¿Pertenece a alguna institución o grupo vinculado a su profesión, o a la cultura, o a algún otro interés compartido?
Mi vida estuvo enmarcada por una permanente lucha política, casi diría que de todas las actividades que desarrollé en mi vida, posiblemente haya sido la que con más intensidad abracé. Siempre me pregunto si valió la pena, y la verdad que no tengo la respuesta, pero bueno, es lo que fue. Me produce una gran tristeza ver lo que pasa en mi país. Con el advenimiento de la democracia y con el triunfo de Alfonsín yo pensé que empezaríamos a transitar el camino tantas veces postergado del crecimiento y el bienestar general, pero desgraciadamente no fue posible. Frente a los que así pensábamos teníamos un ejército de reaccionarios y corruptos mal intencionados que boicotearon toda acción política, para poder acceder al poder y desarrollar sus mezquinos intereses individuales. Los grandes grupos económicos, el partido peronista, la burocracia sindical, los medios de comunicación, parte de la Iglesia, las Fuerzas Armadas y todo sector que no se veía beneficiado con las políticas de auténtica vocación nacional y al servicio de sus ciudadanos, se unieron en Santa Alianza, como decía Carlos Marx, para derrocar el gobierno, y créanlo, lo lograron. A partir de ahí se desguazó el Estado y se desarrolló una política de empobrecimiento jamás vista en el país. De este tema podríamos estar hablando horas y horas pero no es esta nota el lugar para hacerlo, algún día lo haremos.
Yo aquí en España, como se podrá entender, no desarrollo ningún tipo de actividad política, ya que si bien soy tratado como un igual, no quisiera ser reprendido por esta causa.


¿Podría describirnos cómo es un día suyo? ¿Y la ciudad donde vive? ¿Ha podido viajar además a otros lugares de Europa? ¿Tiene algún lugar predilecto?
En cuanto a mi vida aquí en España, debo decir que no difiere mucho de lo que hacía en Argentina, ya que lo primordial en cualquier latitud, cuando los recursos económicos no sobran, es la lucha por la subsistencia diaria. Así que estos años han sido de dura lucha y trabajo, con mayor o menor éxito. Algo he viajado pero no mucho, lo que es una lástima teniendo tan cerca gran parte del patrimonio de la cultura occidental. No obstante he tenido la suerte de estar en Italia, en Venecia, Florencia, Ferrara; he estado en Barcelona, Granada y Madrid, pero en la medida en que la situación sea un poco más fluida aprovecharé para hacer algunos viajes y poder observar las obras arquitectónicas y artísticas de todos los grandes maestros de la historia.


¿Cuál es su relación actual con Tres Arroyos? ¿Lee noticias de la ciudad, se interesa por lo que sucede? ¿Cómo lo ve a la distancia?
Yo estoy permanentemente conectado a través de Internet con lo que sucede en el país y particularmente con Tres Arroyos. Leo todos los días los diarios La Nación y Clarín, que no comulgo con su postura ideológica ni su línea editorial pero por lo menos son los menos deformadores, así que conozco toda la situación del país y también leo los medios de información de mi ciudad para estar al tanto de la misma.


¿Y cómo observa, en tanto, la situación en Argentina desde allí?
Es lamentable ver lo que ocurre, desde ya que no difiere de lo que viví yo personalmente, aunque pensar que fuera otra cosa sería ser un imbécil. Llevamos más de ochenta y cinco años gobernados por la derecha, a veces por la oligarquía, otras veces por los militares y una gran parte por los peronistas, que en definitiva son caras de una misma moneda, un conjunto de delincuentes que asaltaron el poder para beneficio propio alzándose con la riqueza nacional. Entremedio tuvimos algún recreo democrático (Illia, Alfonsín); durante estos gobiernos se trató de encuadrar un modelo de país donde primaran la decencia, el crecimiento y un reparto más equitativo de la riqueza, pero desgraciadamente no se pudo, y ganaron los fascistas.
En Europa se sorprenden al ver nuestra realidad, dado que tienen un conocimiento bastante cabal de la riqueza de nuestro país y de lo que nos ocurre. A veces trato de explicarles, pero la mayoría de las veces me callo porque la explicación es muy larga y cansa.


¿Pensó alguna vez en regresar a vivir a la Argentina, o particularmente a su ciudad de origen?
En cuanto a si pienso volver a vivir en Argentina, debo decir que el que se va siempre piensa en volver. Pero cuando no tienes dinero, es porque no tienes dinero, y cuando tienes trabajo y tienes dinero, no puedes dejar el trabajo que te genera dinero, así que la posibilidad es muy remota. Sí me gustaría ir a visitar mi país y mi ciudad, pero por el momento estamos muy complicados con este nuevo emprendimiento y nos insume mucho más tiempo del que pensábamos. No obstante, a mediano plazo estaré por ahí y a lo mejor nos podemos explayar con más soltura…

Autor: Periódico El Periodista de Tres Arroyos (“Mano a mano” le ganó a la crisis – El Periodista de Tres Arroyos)

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